Todavía me estoy recuperando desde ayer por la tarde cuando vi la última película de Oliver Hermanus. El protagonista de esta película sudafricana vive una atracción enfermiza que se convierte en obsesión destructiva y hace tambalearse su aparentemente tranquila vida inmersa en una sociedad hipócrita, farisea...El climax de la historia, que hasta entonces transcurre sin sobresaltos colocando la cámara al lado del protagonista, haciéndonos observar con él todo su universo, llega con una escena brutal de sexo explícito y violencia. La interpretación de Deon Lozt, antológica. La película, buenísima.
François lleva una vida muy ordenada en Bloemfontein, Sudáfrica. Es padre de dos niñas y un marido devoto. Un encuentro fortuito le pillará por sorpresa y transformará su vida intachable y bien ordenada. Christian, de 23 años, es el hijo de un viejo amigo que perdió de vista. Todos piensan que es la personificación del guapo joven en la flor de la vida. François se siente secretamente desarmado, consumido por una pasión devorante y una lujuria indeseada. Intentando ocultar el rechazo hacia sí mismo, da rienda suelta a las emociones contenidas durante su vida, tratando desesperadamente de obtener de la vida lo que siempre había deseado: la felicidad.
TÍTULO ORIGINAL: Skoonheid (Beauty)
AÑO: 2011
DURACIÓN: 99 min.
PAÍS:
DIRECTOR: Oliver Hermanus
GUIÓN: Oliver Hermanus
MÚSICA: Ben Ludik
REPARTO: Deon Lotz, Charlie Keegan, Michelle Scott, Albert Maritz
PRODUCTORA: Moonlighting Films
PREMIOS 2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección “Un certain regard”)
GÉNERO: Drama
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