sábado, 24 de noviembre de 2012

Paolo

Anoche cenamos en Paolo, un restaurante de la calle Julián Romea 10 (General Rodrigo 3) de los de toda la vida. Camareros de chaquetilla y pajarita, decoración de madera y cuero, veladores, espejos y ambiente de casa rica de pueblo. Ni una sola concesión a la modernidad, pero amabilidad, ambiente agradable, butacas comodísimas, buen servicio y buena comida. Rancio ambiente para una cena sencilla.
 El restaurante ocupa los bajos de un edificio y da a dos calles. Hay que acceder a él cruzando la verja del patio (si consigues aparcar antes, claro…)
 Entrada clasiquísima...
 El ya casi desaparecido carrito de los postres

 Lleno absoluto, y la sensación de que tienes que conocer a alguien, como si estuvieras en el salón de un vecino...
 Mucha gente de nuestra quinta
Empezamos con una cervecita y unas almendras cortesía revenidas, pero fue lo único malo de la cena. Ancas de rana, deliciosas
 Aguacate con gambas ¡ mirad qué presentación ! casi lloro de la emoción, era como estar dentro de "Cuéntame cómo pasó" como lo presentaban hace 30 años…con los sabores de siempre y la salsa rosa de toda la vida. Estaba muy rico
Cocochas en salsa verde. Aunque en realidad no era una salsa verde, era un pil pil con un poco de perejil por encima, estaban deliciosas, y las patatas panadera de guarnición, también. Un diez
 Bacalao al pil pil. En su punto, delicioso
 Del carrito de los pecados nos quedamos con una tarta de chocolate y un hojaldre de crema caliente, servido, seguro, por alguna buena pastelería de la zona. Muy rico

Sin sorpresas ni riesgos, sin innovaciones, pero tranquilo y agradable, seguro que algún día volvemos.

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