sábado, 10 de agosto de 2013

Rosa Cándida

Preciosa. Auður Ava Ólafsdóttir me ha emocionado con una historia sencilla y delicada en la que los sentimientos del protagonista consiguen llenarte de sensaciones. Muy buena. 

El joven Arnljótur decide abandonar su casa, a su hermano gemelo autista, a su padre octogenario y los paisajes crepusculares de montañas de lava cubiertas de líquenes. Su madre acaba de tener un accidente y, al borde de la muerte, aún reúne fuerzas para llamarle y darle unos últimos consejos. Un fuerte lazo les une: el invernadero donde ella cultivaba una extraña variedad de rosa: la rosa candida, de ocho pétalos y sin espinas. Fue allí donde una noche, imprevisiblemente, Arnljótur amó a Anna, una amiga de un amigo.
En un país cercano, en un antiguo monasterio, existe una rosaleda legendaria. De camino hacia ese destino, Arnljótur está, sin saberlo, iniciando un viaje en busca de sí mismo, y del amor perdido.
   "Era el primer invierno después de la muerte de mamá, mi veintiún cumpleaños, y por algún motivo Anna y yo nos habíamos separado del grupo. Era ya bastante avanzada la noche, caía una fuerte nevada y caminamos sobre la nieve crujiente, las primeras huellas del día, hasta llegar al jardín. Nos dejamos caer sobre la nieve y forma­mos dos ángeles, luego quise enseñarle la tomatera, ella estudiaba biofísica y esa noche en particular estaba muy interesada por la genética de las plantas. Serían quizá las cinco, ya no recuerdo cuándo entramos en el invernadero, siempre había luz para las plantas, y se respiraba un fuerte aroma a rosas. En el momento en que entramos en el in­ vernadero nos asaltó una espesa humedad caliente, como si estuviéramos en alguna parte muy lejana del globo…"

   

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