Anoche cenamos en La Lonja de Santa Engracia y no nos gustó. Es un restaurante chiquitito, con una entrada que parece un bar de barrio y un diminuto y coqueto comedor decorado con motivos marineros y cuadros de imágenes cambiantes bastante estridentes. El servicio es amable y desigualmente profesional , no todos los camareros dan la misma impresión, y la comida tiene un aspecto estupendo pero resulta sosa, insípida y mediocre. El pulpo no se podía pedir porque estaba duro y no tenían almejas crudas, sólo a la sartén…peligro, peligro...
Escaparate con el género expuesto, bastante "canalla" (el escaparate, no el género)...
Zamburiñas cortesía, no muy buenas...Anchoas del Cantábrico, lo mejor (sólo les quedaba media ración)
Unos percebes pequeñitos y no muy finos
Gamba blanca cocida, absolutamente sosa,insípida y deslabazadaRape negro a la plancha, lo mismo podría haber sido panga a la plancha, igual de insípido y carente de gracia
El vino estupendo
La filloa rellena de nata muy buena, lo mejor junto a las anchoas
No volveremos, seguro
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