He leído esta novela divertidísima de Fiona Neill en una tumbona en la playa de La Barrosa, con el magnífico mar enfrente, y me ha encantado. Cuenta las peripecias de una madre de tres niños pequeños, antes productora de televisión, que no consigue controlar su ajetreada vida doméstica. Es una comedia de enredo pero con grandes dosis de realidad y situaciones con las que yo, guardando las distancias, me he visto identificada. Muy recomendable.
"Al acostarme dejo las lentillas en remojo en una taza de café, y cuando me despierto a la mañana siguiente descubro que mi marido en cortocircuito cerebral se las ha bebido durante la noche. Es la segunda vez que sucede esto en menos de un año.
-Pero te dije que estaban dentro de la taza. Protesto.
-No puedes esperar que yo me acuerde de este tipo de detalles-me replica- Y esta vez no pienso provocarme el vómito. Ponte las gafas."
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